Las 7 diferencias entre Renting y Leasing (y cuál te conviene más)

Estamos en un mundo en constante cambio y tomar decisiones a largo plazo se ha vuelto algo arriesgado. La vida moderna nos exige pensar las cosas dos veces antes de hacer un gran gasto económico. Y comprar un coche es una de aquellas cosas que se debe pensar con calma porque no sabemos qué pasará mañana: ¿podré pagar las cuotas?, ¿y si después no lo necesito?, ¿y si al final no me gusta?

Renting leasing

Por motivos como la incertidumbre y la falta de liquidez, crece entre los particulares y las empresas otra opción que permite gozar de un vehículo sin tener miedo a lo que nos depare el futuro: el alquiler.

El contrato de arrendamiento o alquiler es una muy buena posibilidad sobre todo para los jóvenes que no puedan tener todavía la estabilidad de sus padres y las empresas que estén empezando. El problema surge cuando uno llega a un concesionario para alquilar un coche y el vendedor nos dice: “¿de renting o leasing?”

Para que no nos pille desprevenidos, vamos a aclarar que quieren decir estos dos conceptos y cuál nos conviene más.

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Más allá de ser una estrategia de marketing, la diversificación de opciones económicas siempre va a ser una ventaja para el cliente. El renting es un contrato de alquiler sin opción de compra. El leasing, por el contrario, es un contrato de alquiler con opción de compra al final del contrato.

Otro aspecto para tener en cuenta es que el renting está limitado a los bienes muebles, mientras que el leasing también incluye los bienes inmuebles. Así, podemos adquirir por renting vehículos para la empresa o las herramientas y maquinaria necesarias para nuestro día a día, pero no edificios. Esto es importante porque si nos encontramos estos conceptos fuera del mundo de los coches, no nos pille desprevenidos.

A grandes rasgos es eso, pero debemos mirar los detalles antes de tomar una decisión y aquí hay 7 diferencias principales que debemos tener en cuenta.

1. ¿Para particulares o para empresas?

El primer aspecto para considerar es que el renting está limitado a los bienes muebles, mientras que el leasing también incluye los bienes inmuebles. En nuestro caso, eso no nos importa demasiado, pero es para entender que la creación de estas opciones está ligada a todo tipo de productos para que, en un origen, las empresas pudieran tener más facilidades a la hora de adquirir lo que necesitaban sin arruinarse rápidamente. Progresivamente, se buscó si este modelo de alquiler se podía extender a los particulares.

El leasing está dirigido exclusivamente a la empresa, y el renting está disponible para cualquier persona. Como empresario, puedes comprar un coche de empresa vía leasing, pero el renting puede ser para un particular.

De la misma forma que un particular puede optar al renting hoy en día, hemos de esperar que la otra opción también se extienda a ellos, lo que pasa es que para al vendedor de coches es más seguro vender directamente o alquilar que ponerlo bajo arrendamiento a este tipo de clientes. Si el mercado lo exige, pues tendremos leasing para todos.

2. Tipo de contrato

Como ya hemos dicho, el renting es un contrato de alquiler y el leasing es un contrato de arrendamiento con opción de compra. El leasing es una posibilidad únicamente dirigida a las empresas, mientras que el particular sólo puede optar a un renting.

3. Duración del contrato

En el caso del renting, se firma un contrato por un período que oscila entre 1 y 5 años. El contrato del leasing es de un mínimo de dos años y suele extenderse entre el mínimo y los 6 años, en donde no se podrá anular el contrato.

4. Renovación del contrato

Cuando se termina el contrato, en el caso del leasing, el abanico de posibilidades es grande: el titular puede ejecutar la opción de compra por el valor residual que conste en el contrato. Si no ejecuta esa opción, puede solicitar una extensión o prórroga de su contrato negociando nuevas cuotas o hasta cambiar de vehículo y poner en marcha un nuevo contrato.

En el renting, al finalizar el contrato las opciones son ampliar o renovar el contrato en las mismas condiciones y un nuevo coche o la devolución del vehículo.

5. Cuotas

Como el arrendador con el leasing ya sabe que el vehículo acabará vendido, las cuotas mensuales que impone son más bajas. Incluye la amortización del coste del coche, la financiación y los impuestos.

En el renting, las cuotas son más altas porque, además, incluyen el impuesto de matriculación, de circulación, los seguros correspondientes, la Inspección Técnica del Vehículo (ITV). Lo único que va a tu cargo es la gasolina o electricidad. Se mantienen fijas las cuotas, a no ser que quieras reajustar el tipo de seguro.

6. Gastos de mantenimiento

El mantenimiento es una de las preocupaciones que más impactan en un conductor. Tener gastos imprevistos es, a la par de fastidioso, inevitable. Por eso, tenemos que saber quién asume los gastos de mantenimiento en cada caso, no sea que paguemos algo que no nos toca a nosotros o que exijamos que la empresa alquiladora haga unas reparaciones que no les competen por contrato.

En el caso del renting, es el arrendador el que asume todos los gastos derivados del uso del vehículo. Al fin y al cabo, cuando vuelva a sus manos para volver a alquilarlo, querrá que esté en las mejores condiciones. Si el problema con el coche es grave, hay la opción de que la empresa alquiladora suministre otro vehículo.

En cambio, en el leasing, como el coche ya es un futurible tuyo, tendrás de encargarte de todos sus problemas que puedan surgir. Debemos tratarlo como un bien solo nuestro e intentar minimizar las averías y los daños.

7. Fiscalidad

Y, por último, no podemos olvidarnos de nuestra compañera la Agencia Tributaria, porque el hecho de que cada vez más gente se decante por el alquiler se debe también a las ventajas fiscales que existen aquí.

Si escogemos el leasing, podremos deducirnos fiscalmente todas las cuotas satisfechas, incluyendo las amortizaciones o los intereses pagados, entre otros. Las características son éstas:

  • Las cuotas pueden desgravar del impuesto de sociedades o IRPF.
  • La opción de compra se considera una compraventa y, por consiguiente, en el activo se recoge el valor del bien y en el pasivo, la deuda a corto y largo plazo En cambio, en el renting solo podrás deducirte los importes de las cuotas satisfechas por el arrendamiento de ese bien. Por consiguiente, se acaba disminuyendo el impuesto de sociedades. El funcionamiento es el siguiente:
  • Posibilidad de desgravarse al 100% tanto en el impuesto de sociedades como en el IRPF.
  • La parte que corresponde al IVA podrá deducirse en la declaración de este impuesto de forma proporcional al uso del coche para la actividad económica.
  • Normalmente se puede deducir el 50% como IVA soportado, como mínimo. Si puedes demostrar que solo se utiliza como vehículo de empresa, se puede deducir al 100%.

Podemos consultar con un gestor para ver qué opción nos conviene más, pero lo importante es no olvidarnos de esas ventajas a la hora de hacer los números.

¿Y entonces qué?

Ahora que ya hemos visto las diferencias, ya podemos tomar una decisión. Si usted es un particular no lo tendrá que pensar demasiado, porque solo dispone de la opción de renting.

Pero será una opción excelente para gente joven (no en vano, hay empresas de renting que hacen promociones en universidades) que no quiera ligarse mucho a un coche para no hipotecar decisiones futuras; para aquellas personas que hagan una estada larga pero limitada en otra ciudad y nunca está de más disponer de un vehículo propio; y para pequeños autónomos que no quieran poner un coche a nombre de su empresa, pero que igualmente lo necesiten para su trabajo.

Para las empresas, la cosa está más disputada. Las dos opciones tienen sus pros y sus contras y son muy interesantes. Pero nuestra recomendación es que para proyectos empresariales a largo plazo, y dentro de estos, hablamos de negocios ya consolidados, el leasing es la mejor opción porque dispondremos de una flota de vehículos como si fueran en propiedad, con la seguridad que eso supone. Hablamos de cuotas mensuales más bajas y con importantes deducciones fiscales. Su principal punto débil es tener que preocuparse por el mantenimiento, por eso, es importante la optimización del uso del vehículo. Tratarlo bien, vamos, para evitar demasiados imprevistos.

Si la empresa es nueva y no se quieren asumir riesgos excesivos, piense en el renting y acertará. También es indicado para empresas que necesiten una renovación constante de su flota de vehículos. La principal ventaja es, sin duda, que los gastos serán siempre fijos, y que no se tendrá que preocupar por el mantenimiento.

Conocer el leasing y el renting se ha convertido en una ventaja absoluta para hacer crecer tu negocio o para ahorrar dinero como particular.

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