Los 8 tipos de cambios de marcha (y sus características)

La caja de cambios es el elemento que, aumentando o reduciendo las revoluciones del motor, permite garantizar un correcto movimiento. Veamos qué clases de cambios de marcha existen y sus propiedades.

Tipos cambios marcha

Como se dijo ya en el artículo anterior sobre las diferencias que existen entre la transmisión automática y manual, esta tiene una gran responsabilidad a la hora de proporcionar al conductor una experiencia agradable durante el tiempo que permanece al volante de su vehículo.

Tras enumerar las propiedades que las separan, es el momento de señalar la cantidad de tipos de cambios de marcha que se pueden apreciar en el interior de un coche, salvo que sea eléctrico, puesto que estos emergentes automóviles carecen de este elemento en su estructura mecánica. No obstante, para poner todo lo que viene a continuación en contexto, es conveniente definir lo que es una caja de cambios exactamente.

¿Qué es una caja de cambios?

También llamada caja de velocidades, es el elemento responsable de garantizar el movimiento mediante el aumento o la disminución de las revoluciones del motor. A ella se le encomiendan tres tareas fundamentales: conseguir que las ruedas tengan el suficiente par como para movilizar el vehículo cuando se encuentra detenido, invertir la dirección a la que miran las ruedas para poder dar marcha atrás y desligar el motor de la transmisión para dejar el coche en reposo o en punto muerto.

Como ya se explicó en el mencionado artículo, si es manual recibe la orden de movimiento mediante el embrague, mientras que si es automática hace lo propio haciendo uso del convertidor de par. En cualquier caso, su ubicación es muy próxima al motor, lugar en el que envía la potencia necesaria para que, finalmente, los neumáticos puedan girar.

¿Qué tipos de cambios de marcha se pueden encontrar?

Dicho todo esto, es el momento de analizar y explicar en detalle las distintas tipologías de cambios de marcha que cualquier usuario puede encontrarse junto al asiento de conductor.

1. Manual

El cambio de marcha manual es el que predomina en los vehículos de combustión interna, todo lo contrario de lo que sucede en los híbridos y en los eléctricos puros y duros. Consta de la tan habitual palanca para ir modificando, a voluntad del conductor, las mencionadas revoluciones y velocidades que contiene un coche. Para hacerlo posible, hay que pisar el pedal del embrague o clutch y, de esta manera, se activa un disco intercalado entre el motor y la transmisión.

Como virtudes, se pueden citar su buena conexión mecánica, que garantiza la mayor eficacia, o al menos la mínima pérdida posible del cigüeñal. Hay que decir también que ese control de las velocidades aportar más seguridad a la hora de circular por terrenos con descensos de cierto riesgo. Dentro de los manuales, el cambio más común es de engranaje constante con ejes de entrada, intermedio y el principal. Hay varios tipos:

1.1. De dientes rectos

Es muy robusto por lo general, paradójicamente permite llevar a cabo un cambio de marcha sin necesidad de recurrir al embrague. Es más habitual en el mundo de la competición y se caracteriza también por ser ruidoso y tosco al accionarse, lo que es una consecuencia de la carencia de mecanismo de sincronización.

1.2. De dientes helicoidales

Se caracteriza principalmente porque sus engranajes contienen un aspecto inclinado, similar a la forma de una curva helicoidal. Del anterior se diferencia claramente por su mayor discreción y un accionamiento más sencillo merced a la labor que desempeñan los discos intermedios sincros o cajas de cambios sincronizadas.

Estos evitan que, al cambiar de marcha, coincidan dos dientes enfrentados. Hay que añadir también que igualan las velocidades de giro para facilitar el accionamiento y anticiparse a que se puedan “rascar” las marchas.

Cambio marcha manual

1.3. De trenes epicicloidales

Aquí el cambio de marcha se produce, simultáneamente, variando las velocidades de rotación relativas en el seno de un juego de piñones epicicloidales. Para detener un componente del tren epicicloidal hay dos opciones: hacer presión hidráulica a una serie de discos que los bloquean o recurrir a embragues electromagnéticos.

2. Automático

Es todo aquel que no necesita de la intervención del conductor para ir modificando la marcha (al margen del instante en el que se pone en marcha el vehículo, se aparca o se da marcha atrás) que se quiere o se necesita en cada momento y escenario. Principalmente se subdivide en tres tipos:

2.1. Con convertidor de par

En esta clase de cambio, dicho convertidor comunica la caja con la transmisión. Su gran bondad es que puede contribuir a reducir el consumo de combustible hasta en un 10 %, por lo que es probable que en el futuro se apueste fuerte por ella en la industria de la automoción. El convertidor de par proporciona una mayor suavidad cuando se produce un cambio de velocidad.

2.2. Robotizado o pilotado

Se distingue principalmente por contener un sistema electrónico para el embrague y la caja de cambios, siendo el de doble embrague el más común: uno para las marchas pares y otro para las impares. Está muy extendido gracias a su bajo coste económico, de hecho es más barato que el de convertidor de par y que el resto que aparece en estas líneas. La caja robotizada escoge la marcha más adecuada en base a las circunstancias que acompañan al usuario durante la conducción.

Cambio marcha automático

2.3. CVT o de variador continuo

A diferencia de otros, no emplea engranajes, sino un sistema de correas, poleas de paso variable y conos que se acercan y se separan. Pone a disposición del conductor una infinidad de relaciones para cambiar marchas. Todo esto se traduce en una conducción suave y que dichas variaciones, en el momento de ejecutarse, sean prácticamente imperceptibles en la práctica totalidad de superficies o de terrenos.

También hay que poner énfasis en el hecho de que optimiza el consumo de combustible, de ahí que muchos coches híbridos vengan equipados con este cambio. No obstante, en los modelos de gran potencia puede ser muy caro su mantenimiento.

¿Cuándo hay que cambiar de marcha?

Esta pregunta tiene respuestas con distintos matices, ya que depende de si se trata de un motor de gasolina o diésel. En el primero de ellos se recomienda alcanzar rápidamente entre 2.000 y 2.500 revoluciones por minuto, mientras que en el segundo esta orquilla se va a las 1.500 y 2.000 rpm. Al poco de poner en marcha el vehículo, al recorrer seis metros o esperar dos segundos, hay que tratar de poner segunda, ya que la primera es la que más consume con una notable diferencia sobre el resto.

A partir de ahí, hay que tener en cuenta una serie de aspectos a la hora de pasar de una velocidad a otra. Si las circunstancias del carril o vía de circulación lo permiten, se aconseja poner la tercera marcha y seguir acelerando hasta alcanzar la quinta. Se puede ahorrar el paso a cuarta, puesto que ayuda a ahorrar en el depósito y trabajo por delante a la caja de cambios. No obstante, la cuarta marcha solamente es pertinente cuando la velocidad máxima permitida en un enclave determinado sea baja.

Por el contrario, en situaciones de tráfico congestionado y ausencia de fluidez en la circulación, es mejor permanecer en segunda, siempre y cuando el motor no supere las 2000 revoluciones por minuto, que en ese caso será mejor empujar la palanca para poner tercera o mantener una velocidad constante que se ubique en ese baremo.

Es importante señalar que el cambio de marcha se debe llevar a cabo antes de que se alcancen las 2.500 revoluciones, como también lo es dejar actuar el freno motor cuando el contexto lo permite, siendo la inercia la responsable de hacer que se desplace el vehículo. De esta forma los frenos no sufrirán desgaste alguno.

Cambiar marcha

Posibles averías en la caja de cambio de marcha

Si este componente no se emplea con eficiencia o recibe un uso inadecuado, es probable que tarde o temprano sufra algún tipo de avería. Veamos las más comunes en un cambio manual y en un automático:

  • Bloqueo al tratar de hacer el cambio: los bolillos de seguridad hacen oposición para que el conductor no pueda accionar más de una marcha simultáneamente. En el caso de que se desgasten enormemente entrarán dos a la vez y el eje intermedio se atasca al tratar de girar a dos velocidades distintas. Dicho esto, habrá que reemplazar los bolillos.

  • Cambio de marcha ruidoso: suele ser producto de un desajuste del embrague, lo cual se soluciona con la tensión de su cable y el reajuste del tope para que el desembrague sea completo. Se recomienda revisar periódicamente los sincronizadores y el aspecto de los anillos.

  • Dificultad para poner una marcha: es posible que el mando del embrague se encuentre desajustado, por lo que habría que tensar el cable otra vez. Si persiste, lo mejor es lubricar y adaptar el varillaje a la hora de hacer el cambio.

  • Marchas resbaladizas al cambiar: se debe a una mala lubricación que hay que corregir cambiando el nivel de aceite.

  • Poca aceleración: la provoca una avería en el convertidor de par, que a su vez impide que el rodamiento unidireccional trabaje como es debido.

  • No se puede cambiar de marcha: puede desencadenarse a causa de una avería generalizada o un incorrecto ajuste del mando. Para resolver este problema lo mejor es verificar las presiones y ajustarlo o ir al taller a revisarlo todo.

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