Siempre podemos encontrar buenos momentos para coger el coche y adentrarse en la carretera con el fin de visitar a la familia, a amigos o conocer un sitio nuevo. No obstante, cuando la distancia entre el punto de partida y el destino es grande, conviene planificar algún que otro descanso.
Por ello, en la nueva entrada de TopDriverz vamos a responder a una pregunta que, seguramente, os hayáis formulado a vosotros mismos como conductores: ¿Cada cuánto tiempo hay que parar a descansar cuando conduces? Así que atentos a lo que viene a continuación.
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¿Por qué hay que parar a descansar? Y los factores a tener en cuenta
Tras esta introducción para poner todo en orden, es el momento de ir explicando la verdad, o parte de ella, en relación a la frecuencia con la que hay que hacer un descansito durante los viajes. Así que si os vais de viaje tomad nota que así ayudaremos a salvar muchas vidas.
A partir de una determinada cantidad de tiempo invertida en el volante, el cuerpo humano empieza a resentirse del esfuerzo hecho hasta ese momento. Dolores musculares y en las articulaciones que, a su vez, suponen pérdidas de concentración por parte del conductor al prestar más atención a sus posibles dolencias que a lo que tiene justo delante, así como de reflejos.
El cansancio que se puede experimentar puede acarrear también pérdida de visión, de claridad, además de un parpadeo constante que no ayuda nada a la hora de conducir. Lo primero que hay que decir es que no hay una respuesta universal a la hora de determinar cada cuánto tiempo hay que descansar al conducir, aunque sí una orientativa como veremos más adelante. Cada persona es un mundo y sus capacidades también varían de una a otra. Eso sí, hay una serie de factores que tienen influencia en la aparición de señales de fatiga y somnolencia en el usuario:
1. La vía por la que se esté circulando
Si hay una propiedad de las carreteras que favorezca la aparición del cansancio en el conductor esa es la monotonía. Las vías rápidas son propensas a crear esa sensación dada la facilidad que proporcionan para atravesarlas ya que carecen de curvas que exijan gran atención o zonas irregulares en las que haya que aminorar para no llevarse un susto.
2. La velocidad a la que se circule
Lo rápido que se vaya dentro del coche marca, en parte, el tiempo de reacción a un imprevisto o un accidente que haya ocurrido en las narices del conductor. Para ello conviene poner un ejemplo: si se circula a unos 120 kilómetros por hora, sin cansancio el conductor suele recorrer unos 33 metros antes de frenar o de girar el volante.
Si el cansancio aparece, la velocidad de reacción se ralentiza el doble, de manera que con esa misma velocidad entonces se recorrerán 66 metros antes de llevar a cabo un frenado o un giro de volante. En ello repercute también la falta de precisión en los movimientos y una toma de decisiones que no es todo lo lúcida que debiera ser.
3. La disponibilidad de ayudas a la conducción del coche
La inmensa mayoría de vehículos que salen al mercado hoy en día gozan de un equipamiento tecnológico amplio, entre el que se incluye un listado de ayudas a la conducción que, como los buenos amigos, están ahí siempre que se les necesita. La presencia de funcionalidades como el control de crucero adaptativo o el detector de fatiga puede ser una gran aliada a la hora de evitar accidentes y catástrofes en la carretera para el conductor.
Y es que ahorrar trabajo al usuario se antoja fundamental a la hora de evitar la aparición de somnolencia y cansancio en el transcurso de un viaje mientras se conduce, además de ayudar a que no necesite parar con tanta frecuencia y que pueda pasar más tiempo liviano al volante.
4. El momento del día
Si por la razón que sea se va a llevar a cabo el viaje en un horario diferente al que el conductor está acostumbrado, como por ejemplo de noche, conviene hacer una parada previamente. Y es que si el cuerpo no está habituado a hacer ese esfuerzo añadido, sino que suele estar relajado mientras duerme, hay que darle energía de esta forma. Además, las escasa luminosidad obliga a prestar una mayor dosis de concentración.
¿Qué dicen los datos?
Los accidentes de tráfico son una de las causas con mayores índices de mortalidad en el planeta, razón de peso para que a lo largo de los años se hayan hecho encuestas y diversos estudios que han extraído numerosos datos estadísticos.
En relación al comportamiento y hábitos de los usuarios, la Dirección General de Tráfico (DGT) y la Universidad de Valladolid hicieron una encuesta en la que el 12.4 % de los encuestados reconoció hacer una parada antes de las dos horas, el 47 % en un periodo comprendido entre las dos y tres horas y el 39 % descansaba tras más de tres horas al volante.
En el año 2017, en clave de accidentes notificados y personas involucradas en los mismos, la DGT registró en España un total de 2.351 accidentes con víctimas en vías interurbanas provocados por la fatiga y/o la somnolencia. Una cantidad que representaba el 9 % del total y entre las que se incluyen 136 víctimas mortales, lo que significaba un 15 % del total.
Más recientemente, concretamente en 2020, esta misma institución aseguraba que entre el 20 y el 30 % de los accidentes de tráfico que tienen lugar en las carreteras españolas tienen cierta vinculación con el cansancio o el sueño. Adicionalmente, aquel año perdieron la vida 380 personas al salirse de la vía con el auto en el que viajaban, lo que se atribuye principalmente a distracciones que haya podido tener el conductor.
¿A partir de cuánto tiempo un viaje supone un alto desgaste?
A partir de cuatro horas, los viajes pueden acarrear un desgaste físico muy grande que hace necesario parar cada cierto tiempo. Por norma general, se dice que cuatro horas y media de conducción es el tiempo máximo para llevar a cabo esta labor de manera ininterrumpida.
Dicho esto, si el viaje va a ser mucho más corto de lo que indica esta referencia, entonces no hay que parar con frecuencia necesariamente, pero si equivale o supera esas cuatro horas y medio se antoja fundamental. Unos tres cuartos de hora puede ser más que suficiente para tomar un café, estirar las piernas y relajarse antes de reemprender la marcha, o si no puede ser pues se puede optar por hacer varias paradas de quince minutos a lo largo del camino hasta que sumen el tiempo equivalente.
¿Y qué pasa con los conductores profesionales?
Los profesionales dedicados a la logística y al transporte de mercancías tienen en los viajes a sus inseparables compañeros de trabajo. Por norma, el Artículo 7 de la normativa 561/2006 de la legislación española establece lo siguiente: “Tras un periodo de conducción de cuatro horas y media, el conductor hará una pausa ininterrumpida de al menos 45 minutos”. Vamos, lo que hemos dicho con anterioridad, aunque con el añadido de las sanciones que acarrea en base a las infracciones cometidas.
El baremo sancionador establece que, cuando se supera el tiempo máximo de conducción hasta en un 20 %, el infractor se puede enfrentar a sanciones económicas de entre 301 y 400 € y se procede a inmovilizar el vehículo (Art. 7 Art.142.3 LOTT, Art.199.3 ROTT, y Art.201.1c ROTT).
Entonces, ¿cada cuánto tiempo es recomendable parar al conducir?
Como conclusión, lo que os podemos decir es que si el trayecto es largo, es decir, por encima de las tres horas, lo mejor es que paréis cada dos horas con el fin de que garanticéis vuestra seguridad y la de los demás. De esta forma, la recta final de viaje será más amena y cómoda para todos. Si, por el contrario, os vais de vacaciones a una ciudad o pueblo cercano o limítrofe con la provincia en la que vivís, pues se puede hacer el viaje del tirón sin problema.
Para evitar todos esos problemas que hemos ido comentando a lo largo de este post, lo mejor es planificar el viaje que se vaya a realizar y la hoja de ruta que se va a seguir: cuándo y dónde se van a hacer los descansos, ver qué estaciones de servicio hay en cada lugar por el que vas a pasar, si en ellas se puede comer/almorzar/cenar, etcétera.
Hemos visto también que muchas personas pierden la vida por no conducir en las mejores condiciones, así que ten en cuenta que lo más importante es llegar y disfrutar con tu amigos y familia de las vacaciones como merece, así que trata de disfrutar del camino hasta que estés en tu destino escuchando música, la radio o hablando con la gente que te acompañe en el camino. Mucho ojo con la carretera.
