En las refinerías de petróleo se extrae un gas llamado gas licuado de petróleo (GLP). Antes, hace unas décadas, este gas se dejaba ir a la atmósfera directamente o se quemaba (la típica llama que se ve en las refinerías), pero ahora se ha convertido en la alternativa principal para sustituir al petróleo y al gas natural en medio mundo, de manera que hasta la ONU considera que su uso va a servir para calentar millones de hogares y mejorar la movilidad en los países menos desarrollados.
Italia, Portugal, Turquía, Alemania, etc. han decidido apostar fuerte por esta fuente de energía y no les ha ido nada mal. En España, México, Argentina, Colombia, etc. vamos tarde en la implementación del GLP. ¿Llegaremos a tiempo? ¿Realmente el GLP es mejor que la gasolina y el diésel?
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¿Qué es el GLP?
El GLP denomina los distintos tipos de gas licuado del petróleo. Principalmente, hablamos de propano y butano, que se pueden combinar en distintas proporciones, y salen del primer paso en el proceso de refinación del petróleo o del gas natural. Como ya hemos dicho, antes el GLP no tenía ningún valor, pero actualmente lo encontramos para uso en la cocina, en la calefacción general o para calentar el agua.
A finales de los 90” ya se empezó a usar GLP en los coches de algunos países. En Alemania o España, se empezaron a vender a partir de 2004, con resultados desiguales. En esta época de transición hacia la electrificación total del parque automovilístico, la Unión Europea y la ONU, entre otras organizaciones, recomiendan el uso de este combustible como alternativa a la gasolina y el diésel.
Uno de los campos de batalla en el debate sobre el GLP es el tema de la contaminación. Si utilizamos petróleo como combustible, no es mala idea utilizar otro combustible fósil en paralelo (al fin y al cabo, las consecuencias son las mismas). La pregunta es: ¿contamina más o menos el GLP que la gasolina o el diésel? Según los estudios del lobby del coche y los expertos consultados por la Unión Europeo que han aconsejado su uso, el GLP contamina menos, es decir, emite menos dióxido de carbono (CO2) y óxidos de nitrógeno (NOx).
Pero según las organizaciones ecologistas, es el contrario: emite más gases contaminantes. ¿Quién tiene razón? Hasta que no tengamos buenos estudios independientes, va a ser muy difícil saber la verdad. De momento, una cosa es clara: si contaminan menos, como gastan más combustible, acaban equiparándose a los coches convencionales.
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¿Cuáles son las ventajas del gas licuado de petróleo?
Vamos a ver las ventajas de comprar y usar un coche de GLP. Su principal punto fuerte son las ventajas económicas y su fiabilidad.
1. Fiabilidad: los taxis lo prefieren
Los primeros modelos de autogás iban con una bombona de gas sustituyendo la rueda de recambio en el maletero. Todavía existe esta concepción en muchos conductores y piensan que el coche puede explotar en cualquier momento o que no los dejarán aparcar en parkings. Actualmente, los coches GLP están sometidos a unas normas más estrictas de seguridad que el resto de coches, su sistema de almacenamiento es más complejo pensando precisamente en la seguridad y son muy fiables en cuanto motor.
En España ha aumentado la demanda de GLP en el mundo del taxi, un vehículo que realiza muchos kilómetros al cabo del año y que tiene que durar. Los taxistas no harían una inversión así si no les resultase rentable. Eso sí, si haces poco kilometraje, entonces ya no vale tanto la pena.
2. Precio más barato
El GLP, en general, es más barato que la gasolina y el diésel. Consumes más combustible porque tiene menos capacidad calórica, pero no pasa nada porque estamos hablando que, por ejemplo en España, el precio del GLP se sitúa en lo 0,70€/L, mientras que gasolina y diésel suben del 1€ y tirando para arriba. Este precio tiene trampa: hasta 2025 la Unión Europea subvenciona tanto el combustible como la compra del coche. No obstante, es una buena oportunidad para aprovechar.

3. Aprovechamiento de los recursos naturales
Aunque no se utilice en nada, el GLP seguirá produciéndose. Es un gas que siempre aparece en el proceso de refinación del petróleo. Y se lanza sin más al aire; ¿no es más sensato aprovechar esta forma de combustible? Si ponemos en paralelo la gasolina y el GLP, tendremos que sacar menos combustibles fósiles del subsuelo porque la demanda ya quedará cubierta.
Las empresas tendrán menos gastos y menos preocupaciones por si se quedan sin petróleo, y los consumidores verán una rebaja económica en el combustible. Si los gobiernos apostasen por el GLP en este período de transición, podríamos experimentar una reactivación económica. Por eso, desde la ONU se pide que también se use GLP en países subdesarrollados para uso cotidiano.
4. Larga experiencia en algunos países
La mejor manera de ver si una nueva forma de mover un coche funciona es la experiencia. Turquía es el país del mundo con más coches con autogás: en 2020, el 40% del parque automotor funcionaba con GLP, es decir, 4,8 millones de coches. ¿Problemas asociados a su uso? Ninguno, de hecho, sigue creciendo el número de coches con este combustible.
El segundo estado con más autogás es Corea del Sur, un país que destaca por su optimización de los recursos. Portugal o Italia también se han lanzado a promocionarlo con buenos resultados. Estos ejemplos deberían servir para hacer perder el miedo a los conductores de España e Hispanoamérica.
5. Bonificaciones económicas adicionales
Los coches con GLP han conseguido en Europa la etiqueta ECO, que los acredita como coches menos contaminantes y más aptos para la circulación en ciudad. Hemos visto que reciben subvenciones en el repostaje y en la compra, pero también gozan de ventajas fiscales en la declaración de la renta y en el pago de los peajes. A fin de año, lo que cuenta es el dinero que te has ahorrado y con el GLP te habrás ahorrado dinero. Veremos qué pasa a partir de 2025, pero, de momento, el autogás es una muy buena opción.

¿Cuáles son las desventajas e inconvenientes del gas licuado de petróleo?
Ahora vamos a ver las desventajas y los inconvenientes. Los GLP se topan con la falta de futuro a medio plazo y su merma de potencia en el motor.
1. Menos potencia
El GLP tiene menos potencia calórica que los otros combustibles fósiles y esto se traduce en menos potencia en el motor. Si somos fans de coches con un motor potente, seguramente dudaremos de comprarnos un autogás, pero, para los usuarios medios, la merma de potencia no será un inconveniente; ahora las marcas, en los coches de gasolina y diésel, apuestan por hacer motores más pequeños y con menos potencia para aligerar el peso del vehículo. Para viajes urbanos e interurbanos relativamente cortos, no necesitamos un motor de 300 CV.
2. Más consumo y problemas en la inyección
Como tiene menos potencia calórica, vamos a necesitar mucho combustible para mover el motor. Esto significa más repostajes y, al final, el precio final se puede equiparar al de un coche convencional. Otro problema es que el tanque de combustible nos va a quitar espacio en el maletero y vamos a ganar más peso en el vehículo (más peso=más consumo). Es una rueda sin fin, que podemos salvar de momento con las subvenciones al carburante. Veremos cómo quedará la situación en Europa cuando terminen las subvenciones. Si la electrificación no avanza a buen ritmo, deberían prorrogarse los incentivos.
La calibración de la inyección de combustible (indirecta o directa, aunque la directa será la dominante en breve) debe hacerse muy bien en un taller especializado. Si no es correcta, podríamos tener problemas continuos en el motor.
3. Pocos puntos de recarga
En España, en todas las capitales de provincia podemos encontrar un punto de recarga de GLP. No es suficiente para nada, y menos si lo comparamos con otros países como Portugal. El otro problema es que la mezcla de GLP que ofrecen en una gasolinera no sea compatible con nuestro motor. Esto hace que los coches de autogás solo puedan proliferar en ciudades pensadas para este tipo de vehículos. Pero si no se venden coches, las gasolineras tampoco pondrán surtidores. Antes de salir de viaje, asegúrate de que podrás encontrar un punto de recarga.

4. Las marcas están dejando de apostar por él
Opel ya ha retirado de su catálogo sus modelos con GLP y otras marcas van por el mismo camino. Las normativas más estrictas sobre emisiones han dejado obsoletos sus modelos y no han querido invertir en mejorar la tecnología. ¿Por qué? La causa es muy simple: de aquí al 2050, el objetivo es encontrar una fórmula que permita crear en masa vehículos eléctricos.
A medio camino, los vehículos híbridos eléctricos y de gasolina están funcionando muy bien por el apoyo de los consumidores (se publicitan mucho). Seguir investigando en un GLP es como seguir investigando en un coche de solo gasolina (aunque lleve la etiqueta ECO sigue siendo un combustible fósil). Los talleres especializados pueden poner un motor de GLP en casi cualquier coche, pero si las firmas no fabrican nuevos coches, los potenciales se pueden espantar.
5. Poco apoyo institucional
Mientras algunos países han publicitado, incentivado, invertido en coches de autogás, otros estados han permitido su implementación, pero sin decir prácticamente nada. Un caso paradigmático es precisamente el de España, que pocos esfuerzos ha puesto en este tema. Por eso, sus números son mucho más bajos que los de los otros países. Si desde arriba no se cree en los GLP, menos los que los tienen que comprar.
Y tú, ¿tienes o te comprarías un coche con GLP? ¿Te parecen una buena alternativa de presente o de futuro?