¿Merece la pena comprar un coche eléctrico? Los 11 puntos a tener en cuenta

Es uno de los grandes dilemas que se le presentan al conductor hoy en día, teniendo en cuenta las crecientes restricciones medioambientales y el precio de estos vehículos. Veamos si merece la pena comprar un coche eléctrico.

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Son tiempos de cambio en la industria de la automoción y, por tanto, en nuestras vidas. Los medios con los que hemos de desplazarnos, tanto para ir al trabajo o a clase como para hacer planes ociosos, están cambiando. La sostenibilidad copa el centro para hacer de este mundo un lugar mejor y más libre de todo lo nocivo que le pueda ocasionar un daño, y en ello tiene mucha responsabilidad el tráfico y los vehículos que lo protagonizan.

Por todo ello, así como las crecientes restricciones impuestas en este sentido, cabe preguntarse si merece la pena comprar un coche eléctrico. Hacerlo tiene sus pros y sus contras, pero a lo largo de las próximas líneas trataremos de dar una respuesta a esta cuestión desde TopDriverz. De esta forma, los que os lo estéis pensando vais a matar la curiosidad, mientras que los que ya lo hayáis hecho sabréis si acertasteis o no.

La pregunta del millón: ¿merece la pena comprar un coche eléctrico?

Una vez que hemos entrado en calor a través de la introducción de rigor, es el momento de ir al grano y explicar por qué sí, o por qué no, merece la pena comprar un coche eléctrico. Para ello, abordaremos las ventajas e inconvenientes que tiene esa decisión para vosotros, los usuarios. Allá vamos.

1. La disponibilidad de puntos de carga ya no es un problema

Varias empresas energéticas y relacionadas con la automoción se han involucrado, durante los últimos tiempos, en la construcción y elaboración de estaciones de carga de todo tipo para vehículos eléctricos en distintos puntos de la geografía española. Además, centros comerciales y garajes residenciales también albergan en el presente medios para llevar a cabo la recarga de coches eléctricos.

Eso sí, los puntos de recarga eléctrica para coches aún no han alcanzado las cifras totales que disponen los vehículos de combustión interna, aunque el problema vinculado a su disponibilidad parece desterrado.

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2. Los seguros de un eléctrico son más caros

Las empresas aseguradoras de vehículos no hacen de por sí distinciones en sus precios por el combustible que los alimenta, sino que la fisonomía de estos es lo que determina el coste final de las pólizas contratadas por los usuarios. De esta manera, los seguros que se contratan para un coche eléctrico tienen un coste económico mayor dado que cuentan con coberturas adicionales a los de otro convencional y concretas. Y es que elementos como la batería o el cable de carga requieren atención en este sentido y, por tanto, implican que el precio de un seguro de coche eléctrico sea mayor al de un vehículo de combustión.

3. Los eléctricos están menos expuestos a las averías

Como no hay mal que por bien no venga, un modelo de coche alimentado por electricidad tiene menos probabilidades de sufrir una avería que otro de combustión. Esa menor probabilidad se explica desde su carencia de componentes como el embrague, filtros, correas de distribución, aceites y otros muchos más que sí tienen un auto de gasolina o de diésel.

Dicho esto, su mantenimiento es menos costoso, de manera que hay quien estima que puede reducirse en un 25 por ciento aproximadamente. No obstante, hay componentes como la batería que, cuyo reemplazo, puede suponer un desembolso de 2.000 euros, la nómina de un mes de trabajo para muchos.

4. La instalación de un punto de recarga supone un coste adicional

Sobre unos 1.200 euros puede costar la instalación de un punto de recarga para coches eléctricos, aunque el Gobierno incentiva esta iniciativa con subvenciones que pueden situarse en torno al 70 por ciento del coste total. No obstante, todo depende de dónde se estacione el coche habitualmente.

Si se cuenta con garaje privado, la solución es más simple de acometer. Todo lo contrario sucede si se vive en un edificio que cuenta con garaje comunitario, pero sus vecinos no optan en su totalidad por los vehículos eléctricos. Tampoco es fácil si se estaciona habitualmente en la calle, dado que en entornos urbanos transitados no es frecuente encontrar puntos de recarga.

5. El conductor tiene más libertad para moverse con un eléctrico

El hecho de que las restricciones medioambientales van creciendo y la posibilidad de estacionar en más zonas distintas (en las verdes y azules es gratuito) hacen posible que el conductor de un coche eléctrico goce de más libertad a la hora de desplazarse. Y es que con la entrada en vigor, a partir de 2023, de las zonas de bajas emisiones (ZBE) en todos los municipios con más de 50.000 habitantes (al margen de las ciudades donde ya estaban implantadas) los conductores de combustión interna no podrán acceder a ellas.

Además, esto le permite también un gran ahorro económico, y es que los 4 euros que cuesta dejar aparcado el coche en zona azul u ORA durante una semana se pueden ir por encima de los 200 euros al año, por lo que la diferencia es más que palpable en el bolsillo.

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6. Los eléctricos tienen precios más altos que los de combustión

A pesar de que las instituciones están fomentado la adquisición de coches eléctricos, con planes y descuentos a mansalva, lo cierto es que se encuentran a unos precios más altos en el mercado. Normalmente, la diferencia o distancia entre un eléctrico y otro coche de combustión se encuentra entre 5.000 y 15.000 euros, lo cual puede llegar a ser un mundo para los conductores que cuenten con un presupuesto ajustado o tengan una prioridad en especial. No obstante, este argumento tiene respuesta en lo que se va a contar a continuación en el siguiente punto.

7. El coste por kilómetro de un eléctrico es mucho más bajo

La eficiencia es una de las banderas que han aupado a los eléctricos a posicionarse como la principal alternativa a la combustión interna. Para tener claro que esto sucede en realidad, es suficiente con tomar el siguiente ejemplo como referencia.Recorrer 100 kilómetros a bordo de un vehículo eléctrico supone el consumo, de media, de unos 13 kWh- aunque esto también depende del tamaño que tenga-.

Un coche de combustión que homologue unos 5 litros por cada 100 kilómetros recorridos necesita la cantidad equivalente a 45 kWh de gasolina para recorrer la misma distancia. Ello sumado a que el kWh en hora valle está por debajo de los 10 céntimos (impuestos incluidos) mientras que la gasolina se sitúa en 1.30 € por litro, la diferencia es abismal: 1.30 € cuesta hacer 100 kilómetros en un eléctrico y 6.50 € en uno de gasolina.

8. La autonomía, un talón de Aquiles eléctrico que va solventándose

A pesar de que los vehículos de combustión siempre han ofrecido y siguen ofreciendo una autonomía mayor con el depósito lleno, lo cierto es que los eléctricos han reducido notablemente la diferencia en los últimos tiempos, con vehículos de cierta exclusividad que se pueden ir perfectamente a los 500 ó 600 kilómetros en este sentido. Por tanto, la diferencia se está diluyendo como un azucarillo con el paso del tiempo y el avance que está viviendo la tecnología eléctrica enfocada a la automoción.

9. La fiscalidad beneficia a los eléctricos

En el caso de España, hay provincias en las que los conductores de vehículos eléctricos pueden aprovechar varias ventajas en materia fiscal, como por ejemplo descuentos en el Impuesto de Circulación, tributo que puede verse reducido hasta un 75 por ciento de la cuantía total correspondiente.

10. La variedad de modelos es mayor en la combustión

A pesar de que, progresivamente, los eléctricos van llegando a más segmentos y nichos de mercado, lo cierto es que no abundan en algunos de ellos, como los 4x4 o los súper deportivos. Eso repercute de forma importante en la experiencia que el usuario va a disfrutar al volante, que al fin y al cabo es lo más importante para que esté feliz y contento.

11. Los eléctricos aportan más tranquilidad a bordo

Donde no cabe duda que los eléctricos son una magnífica solución es en la tranquilidad que brindan al conductor y a los pasajeros durante el tiempo de conducción y de viaje, respectivamente. La insonorización de su mecánica es una de sus grandes virtudes, frente a muchas ruidosas alimentadas a través de gasolina o diésel.

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Entonces, ¿compensa comprar un coche eléctrico?

Que merezca la pena comprar un coche eléctrico depende de la cantidad de kilómetros que vayas a hacer a bordo de él. Cuantos más kilómetros hagas, más rentable y provechoso te será tenerlo. Por el contrario, si lo único para lo que lo vas a utilizar es para moverte por la ciudad o en ocasiones excepcionales, la inversión no te va a dar el retorno que te gustaría.

Para que lo compruebes por ti mismo, el Real Automóvil Club de España (RACE) pone a disposición de los conductores en su web una calculadora para que introduzcan la cantidad de kilómetros que tienen previsto recorrer y el precio que han de asumir para comprar el coche eléctrico que tenga en mente. De todas formas, a partir de alrededor de 20.000 kilómetros empieza a salir rentable un coche eléctrico.

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