Ganar un campeonato del mundo, independientemente de la categoría o modalidad que sea, es muy complicado. La regularidad es lo que marca la diferencia entre el vencedor y los aspirantes a lo largo de una temporada. Por ello, es esencial mantener el mejor de los rendimientos durante mucho tiempo. De la dificultad es mejor no hablar cuando se trata de dos competiciones con bastantes diferencias.
De ello sabe mucho Joh Surtees, que es el único piloto que ha sido capaz de campeonar tanto en Fórmula 1 como en el mundial de la categoría reina de MotoGP en su momento. Una epopeya que muchos sueñan conseguir, pero que, bien por no querer salir de su zona de confort o por los compromisos que tenga, nadie en nuestros días ha intentado siquiera.
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Biografía de John Surtees (1934 - 2017)
Una vez que hemos puesto en contexto la figura de John Surtees, nuestro protagonista a lo largo de las próximas líneas, es el momento de ir al grano y hablar de él como merece, porque fue un piloto muy especial que dejó ese legado tan único, y que hoy vemos impensable que alguien lo intente reeditar por el contexto tan profesionalizado que rodea a los deportistas de élite y en el motor no es una excepción.
1. Inicios
John Surtees vino al mundo el 11 de febrero del año 1934. Nació en la localidad inglesa de Tatsfield, situada dentro del condado de Surrey, al sur de Inglaterra. Se crió en el seno de una familia que, ciertamente, guardaba vínculos con el mundo del motor. No en vano, su padre trabajaba como comercial de motos y, en su tiempo libre, competía en carreras sobre hierba.
En su momento, declaró que su pasión por este mundillo empezó gracias a su progenitor, como no podía ser de otra forma: “Mi primer interés fue coger herramientas y trabajar en mi cobertizo, y lo hacía en lo que cogía y en lo que me daba mi padre. Con eso me interesé mucho por la mecánica. En cuanto a la competición, mi interés despertó en un evento de sidecars, adonde me llevó y donde, discretamente, me dijo: ‘Ya sabes como se hace, ¿no? Pues en ese árbol te tiras hacia un lado, en ese otro, te tiras hacia el otro, etc’ Ganamos, pero nos descalificaron porque yo tenía 14 años”.
Con ese gusanillo en el cuerpo, a los 16 entró como aprendiz a la fábrica de Vincent, aunque fue en Nortons donde empezó a dejar muestras de lo que era capaz de hacer pilotando y ello le reportó fama en aquella marca británica. Para ser más exactos, puso contra las cuerdas al corredor estrella, Geoff Duke, en un mano a mano durante una carrera internacional que tuvo lugar en el trazado de Thruxton (Reino Unido).
2. Irrupción en el Mundial de motociclismo
Tras esa demostración de talento y valentía, el jefe de carreras de Norton, Joe Craig, le permitió viajar patrocinado por primera vez y se incorporó al equipo oficial que tenía en el Campeonato del Mundo. No obstante, en el certamen ya había debutado en 1952, cuando tenía tan solo 18 años, y también había conseguido su primer triunfo a bordo de una NSU de 250cc en el cuarto de litro. Tras su gran año en 350cc, Surtees pensó que estaba preparado para pasar al siguiente nivel.
Confiado de sus posibilidades para convertirse en campeón, y condicionado por los problemas económicos de Norton, John Surtees decidió cambiar de aires y se marchó al equipo de la firma italiana MV Augusta. Sobre las negociaciones y cómo fue el proceso de su decisión también habló públicamente. “Yo quería ir a Gilera, porque tenían la mejor moto. Pero también tenían al vigente campeón, Geoff Duke, por lo que MV Agusta me convenció para fichar por ellos. Nuestro primer test fue en Módena. Llovía a cántaros, y cuando dijeron que no podíamos probar, contesté: ‘¿Y por qué no?´ Seguro que habrá carreras en mojado”. A tenor de lo que consiguió con esa fábrica, la decisión fue todo un acierto.
Y es que hasta 7 títulos mundiales ganó subido a esas motos italianas, coronas repartidas entre las cilindradas de 350 y 500 centímetros cúbicos. No extraña que se ganara el apodo de “Hijo del Viento”. Se puede decir aquello de que llegó y besó el Santo, porque en 1956, su primera temporada, consiguió el primero de ellos en la categoría reina. Para que llegase el resto tuvo que hacer frente a un año de sequía.
Y es que el resto llegó de forma consecutiva entre los años 1958 y 1960, por lo que durante esos tres años hizo doblete, lo cual hoy en día es imposible de hacer con el reglamento de MotoGP en la mano. No obstante, Surtees era un tipo muy curioso, y en ese tiempo también se animó a hacer una prueba con un coche deportivo de Aston Martin, el DBR1 que había ganado las 24 Horas de Le Mans, y otro de Vanwall GP en el trazado de Goodwood (Reino Unido).
Conscientes de su creciente interés por las cuatro ruedas, en MV Augusta empezaban a verle con cierto recelo, por lo que la relación entre ambas partes se deterioró, como si Surtees les hubiese puesto los cuernos por irse a probar deportivos. El inglés razonó así su decisión de la siguiente manera: “El Conde Agusta me dijo que competiría en una cantidad determinada de eventos, Y le contesté que, aunque no iba a romper mi contrato, en él tampoco se decía que no pudiese probar una máquina de cuatro ruedas”.
Dicho esto, disputó un par de carreras con Lotus en el Mundial de Fórmula 1, pero no cualquiera: Mónaco y Silverstone. En su debut por las calles del Principado no pudo acabar, pero en el trazado de casa firmó una excelente segunda posición. Para cogerle el tranquillo a esto, le había comprado un F2 a John Cooper, quien le presentó a Ken Tyrrell, que le dio la oportunidad de hacer esa prueba en Goodwood. Al final de 1960, decidió dejar el motociclismo para centrarse en los monoplazas.
3. La Fórmula 1: un nuevo mundo para él
Con 7 títulos mundiales a sus 26 años, John Surtees decidió que ya lo había hecho todo sobre las dos ruedas y que necesitaba nuevos alicientes en su carrera como piloto. El Gran Circo le ofrecía esas nuevas metas que perseguir, y se preparó concienzudamente para saborear las mieles del éxito nuevamente. Así explicó en su momento cómo se adaptó: “El secreto fue conocer a mis rivales: los que eran de fiar, los que no dejaban ni medio centímetro de espacio, y los que se dejaban avasallar. Así de sencillo. Era un tema psicológico muy importante. Esa fue mi mayor dificultad”.
Hizo sus pinitos en la F2, donde dejó grandes actuaciones en forma de dos segundos puestos que le valieron un test con Colin Chapman (Lotus). Según contó nuestro protagonista, a su piloto oficial, Innes Ireland, no le hizo ninguna gracia que él fuese más rápido en el test que hizo. Así se gestó su debut, pero no una etapa más extensa en el equipo inglés dado que la tensión con Ireland lo hizo imposible.
Dicho esto, emprendió una nueva aventura con el equipo privado de Reg Parnell, el Yeoman Credit (1961) antes de que el nombre incluyese Bowmaker Racing y que los monoplazas fueran de Lola. Con ellos hizo la pole position en Zandvoort (Países Bajos) y terminó segundo en Alemania y Gran Bretaña, lo que le dio caché en la parrilla. De ello se hizo eco Ferrari, que le trató de fichar dos veces, consiguiéndolo a la segunda.
4. La gloria vestido de rojo
A pesar de que Enzo Ferrari le dijo que no pedían dos veces a un piloto que corriese con ellos, hizo la excepción con él. Eso sí, cuando le vio con su BMW 507 llegando a Módena le dio un modelo del Cavallino Rampante que, cómo no, Surtees tuvo que pagar de su bolsillo. Fue el comienzo de una etapa bonita para él, y es que con la Scuderia logró su primera victoria en Nürburgring (1963) y el único título en la F1, el cual le valió el hito tan valioso que le hemos reconocido al principio.
Y eso que parecía una quimera al principio de ese año 1964 histórico, con abandonos en 3 de las 4 primeras carreras. Se rehizo con las victorias cosechadas nuevamente en Nürburgring y en Monza, delante de los tifosi y en la casa de Ferrari. Los dos segundos puestos en las últimas citas del campeonato le acabaron dando su corona.
Después de ello, no volvió a ganar con Ferrari, aunque sí que es cierto que en la resistencia le fueron mejor las cosas con triunfos en los 1.000 kilómetros de Monza y las 12 Horas de Sebring (1963). Su mala relación con el jefe del equipo, Eugenio Dragoni, quien llegó incluso a reclamar en su contra, acabaron con su etapa en Maranello. La gota que colmó el vaso fue su exclusión de las 24 Horas de Le Mans por parte del jefe de carreras.
5. Últimos años en activo y vida personal
Esa temporada (1966) la acabó corriendo con Cooper, que le acompañó en el podio cosechado en Estados Unidos y en la victoria en Méjico, resultados que le valieron para asegurar el subcampeonato. Su última victoria en la F1 la consiguió con Honda (1967) y su última escudería fue BRM, antes de lanzarse a la aventura que supone crear equipo propio y que hizo realidad a principios de la década de los 70´.
Y es que Honda se retiró de la F1 por problemas económicos y la tragedia causada por el fallecimiento de su piloto Jo Schlesser en el Gran Premio de Francia (1968). Acabó retirándose en 1972 y dejando el proyecto de su equipo seis años más tarde al no conseguir ser competitivo en el Gran Circo. Con ello, se centró en potenciar la carrera de su hijo Henry, que tristemente falleció durante una carrera de la F2 celebrada en Brands Hatch, cuando una rueda perdida de otro monoplaza le golpeó la cabeza (2009).
A partir de ahí se involucró en la fundación que lleva el nombre de su hijo, la Henry Surtees Foundation, que brinda apoyo a los servicios regionales de ambulancia aérea de Reino Unido. En 2017, a causa de problemas respiratorios, se despidió de todos nosotros con 83 años.
