Muchos pilotos de Fórmula 1 han hablado a lo largo de los años de la presión a la que están sometidos y la tensión que han de soportar cada Gran Premio en el que se suben a sus monoplazas. “Eres tan bueno como la última carrera que hayas hecho” ha resonado en muchas de sus bocas, como los actuales pilotos de Red Bull Max Verstappen y Sergio Pérez. A ello hay que sumar indudablemente el enorme riesgo al que someten su físico.
Aunque lo más habitual es alargar la carrera deportiva lo máximo posible y tratar de ganar el mayor número de títulos, Nico Rosberg decidió dejarlo nada más haber cumplido su sueño de convertirse en campeón del mundo en 2016 con 31 años. El alemán pensó que no valía la alegría seguir compitiendo y jugarse el tipo cada fin de semana, más si cabe tras cómo ganó ese campeonato. Veamos todo lo que hizo en el Gran Circo y cómo llegó a él.
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Biografía de Nico Rosberg (1985 - actualidad)
Tras haber presentado a grosso modo a nuestro protagonista, es buena hora para ir al grano y hablar de todo lo que hizo por este deporte en su corta carrera deportiva. Vamos allá.
1. Primeros pasos
Con Nico Rosberg se cumple al pie de la letra el dicho “de tal palo tal astilla”. Nacido el 27 de junio de 1985 en la localidad de Wiesbaden (Alemania), tuvo un excelente referente en su casa para dedicarse al deporte del motor, ya que su padre, Keke, fue campeón del mundo de Fórmula 1 en 1982, tres años antes de que naciese. Por ello, también tiene ascendencia finesa, aunque cuando llegó a la élite representó al país germano, que es el de su madre Sina.
Sin embargo, se crió en Mónaco, uno de los templos por excelencia del Gran Circo, y en su etapa de formación en el karting tomó parte de muchas competiciones que se celebraban en Francia. Fue a los seis años cuando se subió por primera vez a uno y, cuando había cumplido los once, se proclamó campeón de la llamada liga Côte d´Azur. Al curso siguiente, hizo lo mismo a nivel nacional en el país galo.
En 1997 siguió coleccionando éxitos en competiciones de base, como la Jerome Bernard y el campeonato de Francia. Con 14 años, ya en 1999, empieza a tomar parte de certámenes internacionales, cuando le dan una oportunidad para pilotar un Fórmula A con el que competiría más tarde en el campeonato de Europa, donde quedó subcampeón solamente superado por un nombre que todos conocéis. Como curiosidad, hay que decir que aquí conoce a un tal Lewis Hamilton, ya que compartió equipo con él y además le impidió campeonar. Su gran desempeño le permite promocionar al mundial de la categoría.
En la prestigiosa Fórmula BMW corrió con el equipo de su padre, el Viva Racing, cuando tenía 17 años. No tuvo rival en aquel campeonato, de forma que ganó nueve carreras, consiguió cinco pole positions y un total de 13 podios. El equipo Williams, que por aquel entonces se dotaba de los motores de la marca de Baviera, le ofreció como premio probar uno de sus monoplazas, el FW24, en el circuito de Montmeló. Lo hizo con 18 años y batió un récord de precocidad al convertirse en el piloto más joven en subirse a un Fórmula 1.
El gran rendimiento mostrado en la Fórmula BMW le permitió promocionar a la F3 Euroseries. En esa edición 2003 acabó en la octava posición de la clasificación de pilotos, en la que figuraban nombres conocidos en la máxima categoría del automovilismo: Christian Klien, Robert Kubica y Timo Glock. Repitió presencia en 2004 y mejoró notablemente su desempeño, ya que fue cuarto y ganó tres carreras.
2. La catapulta a la Fórmula 1
La GP2 Series, actualmente llamada Fórmula 2, era la antesala al Gran Circo en aquel año 2005. Bajo esa nomenclatura desembarcó el bueno de Nico Rosberg, dispuesto a cumplir su sueño y seguir los pasos de su padre. Lo hizo de la mano del equipo ART Grand Prix. No fue muy halagüeño su inicio, ya que solamente fue capaz de sumar un punto.
No obstante, tuvo una racha de doce carreras seguidas entrando en la zona de puntos. En ese periodo, subió a lo más alto del podio tres veces, seis al podio y consiguió dos poles. Su recta final de campeonato fue muy buena, ya que se impuso en las dos últimas carreras y dejó con la miel en los labios al finlandés Heikki Kovalainen. Tras ese gran éxito, su ascenso en Williams como piloto oficial para la temporada 2006 estaba más que justificado. Y es que durante ese curso también ejercía de piloto de pruebas para la escudería inglesa.
3. Llegada al Gran Circo
En Williams empezó su andadura entre los más grandes, y con el australiano Mark Webber de compañero de equipo. Aunque su debut en Bahréin fue bastante prometedor con un gran séptimo puesto, no pudo replicar esa gran actuación a lo largo del año, a excepción de la carrera de Nürburgring correspondiente al Gran Premio de Europa. Un pobre bagaje de cuatro puntos fue lo que dejó en su añada de rookie, así que quizá echó en falta los motores BMW que tantas alegrías habían dado a esta escudería hasta entonces.
El listón estaba muy bajo, por lo que al año siguiente mejoró sustancialmente su rendimiento. Williams confió su suerte a los motores Cosworth y la cosa progresó para bien. De esta forma, Rosberg sumó puntos en siete de las 17 carreras, cuando en la temporada previa solamente lo hizo en dos ocasiones. No fue a más porque diversos problemas mecánicos le impidieron sumar un botín mayor. Eso sí, en Brasil se regaló un cuarto puesto que fue su mejor resultado hasta entonces.
Con un nuevo cambio de proveedor de motores, 2008 parecía que iba a ser aún más positivo para él. Esta vez fue Toyota quien le dio las armas en su unidad de potencia y la que le permitió subir al podio por primera vez en la Fórmula 1. Se le daban muy bien las carreras inaugurales y en Australia fue a otro nivel acabando tercero por detrás de Nick Heidfeld (2º) y de Lewis Hamilton (1º). Sin embargo, el Williams no estuvo a la altura en la gran mayoría de carreras y solamente pudo anotar 17 puntos en su casillero al final.
Por ello, dio un ultimátum al equipo de cara a 2009 amenazando con marcharse si las cosas no cambiaban. Sorprendentemente, lo hicieron, y algo tuvo que ver el nuevo diseño de los coches con doble difusor, del que sacó más tajada el renombrado equipo Brawn GP, que salió campeón en pilotos y constructores. De todas formas, se vio a un Rosberg más sólido que nunca, con una racha de ocho carreras seguidas puntuando entre España y Bélgica y solamente se quedó sin hacerlo en seis. Una regularidad que le reportó la séptima posición en la clasificación. Además, algo muy bueno le esperaba.
4. Mercedes: gloria con baches
Para la temporada 2010, Mercedes decide adquirir en propiedad la escudería Brawn GP, que el año anterior había cambiado de nombre desde BAR Honda. La marca de la estrella les había proporcionado los motores para ese gran éxito y su confianza en el proyecto les empujó a hacer esa gran inversión.
Además, renovaron por completo la dupla de pilotos: el campeón Jenson Button fichó por Mclaren y Rubens Barrichello precisamente recaló en Williams. A cambio, apostaron por el propio Rosberg y Michael Schumacher, que regresaba al mundial tras tres años retirado. Le iban a dar un coche mejor, pero le pusieron al más grande al lado, por lo que tuvo que currárselo para ganarse el papel de líder que merecía.
Y vaya que si lo hizo, porque acabó doblando en puntos al heptacampeón y trajo los únicos podios a Mercedes (3) en Sepang, Shanghai y Silverstone. Sin embargo, no pudo repetirlo en 2011, aunque volvió a quedar en séptima posición pero sumó menos puntos (142 en 2010 y 89 aquel año).
Por fin, en 2012, llegó su primera victoria. En aquel curso olímpico muchas escuderías estaban en disposición de ganar carreras, tal y como lo demuestra el hecho de que hasta ocho pilotos fueron capaces de ganar. El gran día llegó en Shanghai bajo la lluvia, donde además también consiguió la primera pole de su vida. El problema fue que no pudo darle continuidad a ese hito, solamente en Mónaco con un gran segundo puesto. Sus últimas seis carreras fueron para olvidar, ya que abandonó en tres de ellas y en las otras ni puntuó.
Tras aquel año, le volvieron a poner a otro campeón del mundo al lado, su amigo y viejo conocido Lewis Hamilton. Sin embargo, esa amistad saltó por los aires en cuanto los dos empezaron a jugarse las castañas. Eso sí, en 2013 se vieron brotes verdes con sus dos triunfos en trazados con mística, como el de Mónaco y el de Silverstone, y otros dos podios en India (2º) y Abu Dhabi (3º). Con ello, subió al sexto puesto con 171 puntos.
El nacimiento de la era híbrida en 2014 le dio la gran oportunidad de su vida. Mercedes empezó, de esta forma, una hegemonía de siete años en los que ningún equipo le tosía, y eso Rosberg lo tenía que aprovechar para proclamarse campeón por fin. Lo tuvo cerca hasta que en la última carrera de Abu Dhabi se le averió el sistema de recuperación de energía.
Nada que ver con 2015, en el que se topó con un Hamilton inmenso que le acabó sacando 59 puntos. Algo tenía que hacer para poder saborear las mieles del éxito. Y lo hizo en 2016, llevando al británico al límite y tratando de llevarlo a lo psicológico. Nunca se olvidará aquella colisión en el Gran Premio de España de 2016 en el que se enzarzaron en las primeras curvas y acabaron chocando ambos tras perder el control Hamilton por la hierba.
Resistió el intento de remontada del 44 en las últimas carreras a base de mente fría y valiosos puntos. En Abu Dhabi empleó las mismas armas para poner el broche a su sueño e inscribir su nombre en el historial de campeones. Tal tensión le hizo colgar el casco para siempre.
5. ¿Y ahora qué hace?
Desde entonces, se ha dedicado a colaborar con distintos medios para comentar carreras, a alimentar su canal de Youtube para hablar de cada circuito desde el simulador de su casa, ha creado un equipo con su nombre en la competición Extreme E y a la heladería que tiene en Ibiza, lugar donde pasa sus vacaciones de verano. Así que no se ha aburrido fuera del Gran Circo.
