10 consejos para evitar el estrés al volante (cómo relajarnos en el coche)

El estrés al volante nos hace estar de mal humor e incluso puede hacernos tener un accidente. Estos consejos nos servirán para gestionar mejor las situaciones de estrés cuando estamos en el coche.

Consejos evitar estrés volante

Hemos normalizado el estar estresados. Sí, es muy fácil para nosotros decirlo, mientras miles de trabajadores pasan horas en los atascos para poder ir a trabajar, desesperados por la falta de buenas infraestructuras en muchas ciudades. Pero, por desgracia, los ciudadanos vamos a un ritmo y los gestores y políticos van a otro. Y ponerse a tocar el claxon de forma ininterrumpida e insultar al resto de conductores no solucionará nuestros problemas; de hecho, hará que todavía nos estresemos más. Vamos, pues, a mantener la cabeza fría con estos 10 consejos para evitar situaciones de estrés en la conducción.

¿Por qué nos estresamos cuando conducimos?

El estrés ya forma parte de nuestras vidas a un nivel general. La aceleración de nuestro modo de vivir, en el que tenemos muchas oportunidades de hacer cosas distintas, pero un tiempo limitado, junto con la gran cantidad de obligaciones académicas y/o laborales, hacen que siempre vayamos con prisas. Nuestro cerebro interpreta que siempre tiene que estar alerta para cualquier eventualidad: el estrés es natural y, por poco tiempo, nos ayuda a tirar adelante, pero, si dura en el tiempo, puede causar graves consecuencias en el organismo como insomnio o ansiedad constantes o hipertensión y enfermedades digestivas crónicas. En consecuencia, la calidad de vida de la gente que padece estrés se ve disminuida.

Antes de analizar los efectos del estrés en la conducción, es obligado dar una definición de estrés. El estrés es un proceso psicológico que se origina cuando nos encontramos en situaciones difíciles que no sabemos gestionar correctamente. El cuerpo está totalmente alerta para responder a momentos críticos. En sí, el estrés no es malo, sino que nos ayuda a seguir adelante en nuestras vidas. El problema radica en la perduración de éste en un tiempo prolongado y generar estrés en situaciones que no lo requieren.

Las causas principales del estrés son cambios bruscos en nuestras vidas como cambios de domicilio o de trabajo, excesiva carga laboral o académica, ser demasiado exigentes con nosotros mismos, situaciones complicadas externas (calor, tráfico denso, etc.) o cuando realmente nuestras vidas están en peligro. Pero también los llamados estresores vitales, como la pérdida de un familiar, un despido, un aviso de desnonamiento o embargo… En el momento en que se buscó la relación entre estos estresores y los accidentes de tráfico, los investigadores vieron una conexión estrecha en muchos casos.

Estrés coche

Desde TopDriverz no podemos gestionar ciertas situaciones de vuestras vidas (y, por eso, os recomendamos acudir a un especialista psicólogo), así que nos centraremos en el estrés generado por el tráfico. Antes, pero, veremos brevemente sus afectaciones en las capacidades del conductor. Según un estudio de la DGT. hay cuatro fases de afectación:

  • Normalidad: situación normal de conducción. El conductor mantiene su energía habitual y gestiona bien las situaciones.

  • Reacción de alarma: gastamos mucha energía y el cuerpo se adapta para hacer frente a los problemas. Solo centras la atención en el elemento estresor. Puede que te vuelvas más agresivo, competitivo y hostil, reacciones con impaciencia y corres el riesgo de tomar decisiones equivocadas y peligrosas. La percepción de riesgo es menor y se respetan menos las señales de tráfico.

  • Fase de resistencia: el cuerpo no puede estar pendiente todo el tiempo del elemento estresor y vuelve a desarrollar sus otras funciones. La compaginación de las dos actividades provoca un desgaste acusado de nuestra energía. Seguimos con las mismas actitudes que antes, pero con menos intensidad. El problema principal es que baja nuestra tolerancia a la frustración.

  • Fase de agotamiento: ya no nos queda energía y nuestro agotamiento es total. La debilitación del sistema inmunitario, las alteraciones del sistema circulatorio, los trastornos digestivos o los dolores de cabeza son habituales. En esta fase tomamos decisiones más lentas, nos costará mantener la atención y nos sentiremos muy fatigados.

Como podemos observar, fuera de la normalidad, entramos en fases muy peligrosas para la conducción. Toca relajarnos.

¿Cómo podemos relajarnos cuando estamos conduciendo?

Da mucha rabia que te digan no te estreses cuando estás estresado, así que no lo diremos. Pero tenemos que dar unas pautas o consejos que nos ayudarán a superar mejor las situaciones críticas relacionadas con el estrés.

1. Calcula la posibilidad de imprevistos

Salir con el tiempo justo es la principal causa de estrés en la conducción. Llegar tarde está mal visto en contextos formales (reuniones, trabajo) o puede que fuera del horario no nos dejen hacer lo que íbamos a hacer (restaurantes, hoteles, teatros). Todos sabemos que Google Maps y otras aplicaciones nos calculan el tiempo exacto de llegada y si hay tráfico o no.

Pero Google no puede calcular un accidente sobrevenido, que nos equivoquemos de salida en la rotonda o que nos hayamos dejado la cartera en casa y tengamos que volver a medio camino. Si queremos llegar puntuales, siempre tenemos que calcular cualquier tipo de eventualidad.

Imprevistos

2. Siempre bien descansados

Si no dormimos las horas que tocan o dormimos directamente mal, durante el día nos volveremos más susceptibles y más irritables. Los especialistas recomiendan dormir entre 7 y 9 horas y, si podemos hacer una siestecita de media hora después de la comida, mejor. A veces, vamos a dormir tarde porque nos quedamos mirando las series de Netflix o la tele. ¿Por qué no lo dejamos para el finde y dormimos bien? Los efectos los notaremos no solo en la conducción, sino en todas las actividades de nuestro día; estaremos, en definitiva, de mejor humor.

3. Aumenta la prudencia

No forzarnos a nosotros mismos es clave para evitar accidentes. En situaciones estresantes, se recomienda extremar las precauciones. Si pensamos que lo mejor es meter el pie en el acelerador, es el momento de mantener la velocidad; si pensamos que es mejor cambiar de carril en cada momento, es mejor seguir en el mismo. La cuestión es que, si empezamos a maniobrar todo el rato, nos pondremos más nerviosos.

Y no hablamos de la posibilidad de tener un accidente grave, sino de que nos piquen un poco el coche, tengamos que hacer parte y discutir con otro conductor: no saldremos del círculo vicioso y, al día siguiente, iremos más tensos.

4. Mantén un estilo de vida saludable

Comer bien, dormir bien, hacer ejercicio… No forma parte de un plan conspiranoico de la revista Cosmopolitan. Es necesario mantener un estilo de vida que nos haga sentir bien, cómodos y saludables. Los beneficios los notaremos en muchos ámbitos y, evidentemente, en nuestra conducción también. Varios expertos, aseguran que muchos conductores no son conscientes de cómo los malos hábitos de vida afectan a la conducción. Estar bien de salud implica poder reaccionar mejor a las situaciones de estrés y peligro del día a día.

5. Gestiona bien tus actividades

La agenda diaria es un tema muy personal: hay quienes quieren hacer muchas actividades y hay los que espacian sus compromisos durante la semana. Tenemos que ser conscientes de los imprevistos de los que hablábamos más arriba. Claro que podemos ir al médico a las 10, a las 12 recoger a los niños y a las 2 ir al cine en puntos diferentes de la ciudad, pero, es evidente que cada punto de la agenda se puede retrasar y que el tráfico en horas punta nos va a jugar malas pasadas. Debemos programar las cosas con cabeza y no dudar en delegar compromisos o anularlos para no vernos en medio del caos.

Gestiona actividades

6. Busca relajarte antes de conducir

¡Qué bien viene una ducha fresquita antes de salir de casa! Relajarse antes de conducir es clave para reducir problemas de estrés. Por ejemplo, podemos buscar la complicidad de nuestras parejas y pedirles masajes. Después del trabajo, en vez de ir a casa directamente, podemos salir a pasear un poco, ir al gimnasio o apuntarnos a clases de relajación. Ya veréis cómo cambia vuestra perspectiva de la conducción: mucho más relajada e independiente de los cláxones de los demás. Hay también quien se pone podcasts de relajación en el coche.

7. Alcohol, drogas, ya sabes que no

Da igual el tipo de droga que tomes: además de todos los problemas asociados a drogas y conducción, en relación al estrés, las drogas excitantes nos pondrán más nerviosos de lo normal y las que producen somnolencia nos harán sentir con menos capacidades y, por tanto, más tensos para evitar accidentes. En el tema de los fármacos igual: si en el prospecto no se recomienda la conducción bajo sus efectos, no os subáis al coche.

8. Música que nos relaje

No es lo mismo escuchar death metal en un concierto con los amigos y darlo todo que ir en coche. La música agresiva o, simplemente, la alegrofestiva nos producirán picos de euforia que no nos vienen nada bien en momentos críticos. Si estamos en un atasco, nos pondremos todavía más nerviosos. Por tanto, lo que se recomienda es poner música relajada y tranquila si estamos estresados.

Esto lo podemos extrapolar a las tertulias de la radio: sentir un debate de opinólogos sobre temas polémicos, nos enervará con total seguridad. En conclusión, vamos a bajar pulsaciones para poder estar a tope con el death pasado el estrés.

9. Busca rutas con poco tráfico

Hay calles que solo con su fama ya asustan, como la calle Aragó en Barcelona o la Gran Vía de Madrid. Se rigen por sus propias normas y códigos: se adelanta sin calcular los riesgos, se gira al límite y el intermitente es inexistente en muchos casos. Y, evidentemente, si estás dispuesto a conducir de forma tranquila y respetuosa por allí, te van a pitar de forma incesante.

Que el primer día nos metamos por calles complicadas, tiene un pase, pero debemos buscar siempre alternativas que, aunque nos lleven 10 minutos más tarde a nuestro destino, nos permitan ir relajadamente. También podemos evitar autopistas e ir por carretera (además consumiremos menos combustible).

10. Si llevas la L, no hay prisa

Es mucha la gente que repite como una coletilla: en la autoescuela nos enseñan a circular, no a conducir. Sea como fuere, nadie nace con todo aprendido y, solo con las clases de la autoescuela, no tenemos el bagaje suficiente como para solucionar todas las situaciones de estrés. ¿Pero sabéis qué es lo mejor? ¡Que no pasa nada! Ya aprenderemos con el tiempo. Si llevamos la L, los demás conductores serán comprensivos con nosotros si vamos lentos o se nos cala el coche (aunque siempre habrá algún impresentable, eso sí). Por tanto, Keep calm y seguimos conduciendo tranquilos.

L coche
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