Dietrich Mateschitz: biografía del padre del imperio Red Bull

El fundador de Red Bull hizo mucho por el deporte de motor. No en vano, la marca que creó tiene un sinfín de acuerdos de patrocinio con deportistas y equipos. Veamos quién fue Dietrich Mateschitz.

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Como vimos en el caso de Frank Williams, no es necesario ser piloto o correr en grandes premios para ganarse un estatus importante en este mundillo. Y es que, para que un campeonato tenga cierto pedigrí, es necesaria la conjunción de varios elementos que lo hagan atractivo, como por ejemplo el marketing, la publicidad, los patrocinios derivados de estos y las acciones que hagan durante un fin de semana de carreras.

Dietrich Mateschitz sabía mucho de esto. No en vano, creó la marca de la bebida energética más famosa del mundo, Red Bull, y la hizo ser una más dentro de las competiciones de motor más importantes del planeta. Los innumerables acuerdos y sinergias con deportistas y equipos no se podrían explicar sin conocer de mano su figura, y eso es lo que vamos a tratar de hacer en estas líneas.

Biografía de Dietrich Mateschitz (1944 - 2022)

Una vez que hemos puesto en contexto al protagonista de estas líneas, es el momento de hablar de quién fue realmente Dietrich Mateschitz, cómo llevó a su marca a la fama mundial y a estar tan presente en el mundo del motorsport, así como explicar su vida antes de relacionarse con la élite.

1. Comienzos y juventud

Dietrich Mateschitz nació el 20 de mayo de 1944 en la localidad austríaca de Sankt Marein im Mürztal, ubicada dentro del estado federal de Estiria en el que también se encuentra precisamente el circuito de Red Bull Ring. Lo hizo en el seno de una familia de profesores, ya que tanto su padre como su madre se dedicaban a la enseñanza. Habían emigrado hacia el país europeo desde su Croacia natal para ganarse la vida como buenamente podían.

Sin embargo, acabaron divorciándose cuando Mateschitz era aún un niño, por lo que creció en un entorno familiar que, por aquella época, no era muy convencional. Dicho esto, llegó a la universidad Hochschule für Welthandel de Viena y se tomó con calma la licenciatura de Economía y Administración de Empresas, ya que estuvo unos 10 años cursando esos estudios hasta que finalmente se graduó.

A partir de ahí, cuando tenía 28 años, pasó por varias compañías para tratar de aplicar lo que había aprendido durante su formación universitaria. Hay que decir que hizo amistad con gente importante dentro del mundo del motor, como Bernd Pischetsrieder, presidente del consejo de supervisión de Mercedes y quien fuera gerente de Volkswagen entre 2002 y 2006, así como presidente del consejo de administración de BMW de 1993 a 1999.

De él se dice que rara era la vez que bebía, y que no fumaba, lo cual puede sorprender teniendo en cuenta todas las críticas en materia de salud que recibió y sigue recibiendo su bebida. Su ambición era tal que se sacó el título de piloto de aviones y se compró dos que pilotaba cuando podía: un Dassault Falcon 900 y un Piper Super Cub.

Sankt Marein

2. Nace el imperio Red Bull

El joven recién licenciado Dietrich hizo sus primeros pinitos en el mundo laboral gracias a la empresa multinacional Unilever, que se dedicaba a la fabricación y comercialización de productos como jabones y margarinas. No obstante, posteriormente amplió su espectro para también incluir en su producción artículos elaborados mediante aceites y grasas.

De ahí pasó a Blendax, una empresa alemana de cosmética que, poco después, fue adquirida por Procter & Gamble, dedicada a elaborar productos de consumo. Aquí se enfocó en llevar a cabo las tareas relacionadas con el marketing de Blendax, lo que seguramente fue su primera experiencia con la actividad que tan popular le hizo décadas más tarde. Como consecuencia de sus responsabilidades en Blendax, tenía que viajar por el mundo frecuentemente y hubo uno que le acabó cambiando la vida para siempre.

En uno de esos tantos viajes que hizo a lo largo y ancho del planeta como responsable de marketing de Blendax, Dietrich Mateschitz descubrió el producto que le iba a dar fama mundial. Fue en 1982 cuando viajó a Tailandia y conoció al empresario Chaleo Yoovidhya, que previamente se había ganado una gran reputación en su país gracias a una fórmula que combinaba cafeína, azúcar y un aminoácido conocido como taurina.

Esa bebida se comercializaba en aquel territorio asiático bajo la nomenclatura de Krating Daeng, lo que, traducido al español, significa Toro Rojo. Los conocimientos de marketing que había adquirido en los años previos le animaron a tomar la decisión de adquirir el 49 por ciento de la compañía de su colega tailandés.

Pensó que este producto podía triunfar en Occidente y, con algunas variantes que él introdujo para diferenciarlo, acabó fundando la compañía Red Bull junto a sus socios Chaleo y Chalerm Yoovidhya en el año 1984. Tres años más tarde, en 1987, lanzó el producto en su Austria natal. No tardó en cosechar un gran éxito de ventas, para lo cual fue indispensable una estrategia publicitaria magníficamente trazada.

Se puso a la altura de otras empresas del país que también consiguieron convertirse en referentes de su sector, como Swarovski con sus joyas, Manner con sus golosinas, Palmers en el sector de la lencería y KTM en la fabricación de motor. Precisamente, con esta iba a caminar de la mano años más tarde. Desde bien pronto se posicionó como una marca íntimamente vinculada a las emociones y a lo extremo, por lo que fue en este tipo de deportes en los que estableció sus primeras sinergias comerciales en forma de patrocinio.

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3. La Fórmula 1 y MotoGP

En la década de los años 90´ es cuando se anima a dar el paso de irrumpir en las grandes competiciones del mundo del motor. El punto de partida se sitúa en 1995, cuando entra en la escudería Sauber de la Fórmula 1 mediante una alianza publicitaria que incluye el naming, de forma que el Sauber Petronas se convirtió en Red Bull Sauber Petronas.

La estructura suiza conseguía puntos con regularidad en sus primeras carreras, aunque también hubo años que llevó a cabo actuaciones muy discretas. Eso sí, como lo bueno se hace esperar, en 2001 alcanzó su mejor clasificación en el mundial gracias al 4º puesto de la mano de unos jóvenes rookies como Kimi Raikkonen y Nick Heidfeld, con un podio en Brasil por parte del piloto alemán.

No obstante, Red Bull estaba presente también, aunque con más discreción, en monoplazas de otras escuderías, como Arrows. Sin embargo, Mateschitz no estaba dispuesto a conformarse con esos resultados, así que,tras el final de la temporada 2004, decidió comprar la escudería Jaguar y convertir a esos bólidos verdes en otros azules oscuros con el protagonismo absoluto del logo y nombre de Red Bull, incluido en la nomenclatura de la escudería. En 2006, junto con el expiloto Gerhard Berger, haría lo propio con Minardi para convertirlo en Toro Rosso.

En el campeonato de MotoGP también entró en aquella misma época como sponsor del equipo satélite de Yamaha (1997), cuando la categoría reina aún se llamaba 500 centímetros cúbicos. En las dos ruedas sí que saboreó más pronto la gloria gracias a las victorias conseguidas por el australiano Garry McCoy, el francés Régis Laconi y el neozelandés Simón Crafar. Más tarde, cuando KTM llegó al mundial, decidió caminar junto a ella como sponsor principal de sus motos en las diferentes categorías.

Aunque los comienzos no fueron del todo fáciles, lo cierto es que Red Bull se ha consolidado como un activo muy importantes en las dos competiciones más importantes del motor con el paso del tiempo: da nombre a la escudería que dominó en la primera mitad de la década de los años 10´ en la F1 y que ha recuperado su lugar con Max Verstappen, es uno de los partners principales de MotoGP y de grandes estrellas como Marc Márquez.

Incluso fuera de ellas también ha acompañado al éxito a otros grandes como Carlos Sainz padre y Sebastian Loeb, campeones del mundo de Rally y del Dakar, por lo que en el presente no se entienden las grandes competiciones sin la presencia de la archiconocida bebida energética. Todo ello es posible, indudablemente, gracias al buen hacer de Dietrich Mateschitz al frente de la compañía.

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4. Otras curiosidades y fallecimiento

Los negocios le trataron tan bien a nuestro protagonista que, en el año 2003, decidió comprar la isla de Laucala, que se localiza en la República de Fiyi dentro de Oceanía, a la familia Forbes. Para ello, tuvo que desembolsar unos 7 millones de libras esterlinas, algo más de 8 millones de €. Su labor altruista también es destacable gracias a la fundación Wings for Life, que recauda fondos de cara a la investigación sobre la médula espinal.

Para ello, cada cierto tiempo organiza la carrera Wings for Life World Run desde 2014. Su última aparición pública data del Gran Premio de Austria 2019, probablemente debido a la enfermedad que le costó la vida finalmente en 2022. Falleció en su casa a los 78 años de edad tras mucho tiempo de lucha. Como se puede concluir, fue un tipo que se curró todo lo que consiguió y que adquirió unas habilidades en el marketing que, hoy en día, tienen sus frutos en los millones de latas de Red Bull que se venden diariamente y en la inmensa notoriedad de la marca en el mundo del deporte y del entretenimiento.

Dietrich Mateschitz
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